domingo, 14 de julio de 2013

Del diario de Ernesto

Una vez más la premisa es "perder el control". Nada tan complicado. Nada tan inasible. Nada tan aterrorizante. Y ¿por qué?... porque perder el control es salir de la matriz creativa, del espacio seguro en el que se va configurando una estructura estable y articulada, que tiene por propósito un resultado, un lugar de lectura cómodo para el espectador, en el que se garantice su disfrute y su deleite. Pero ese no es el objetivo ahora. Ahora quizá nos competa más el generar un espacio para construir experiencias antes que pedagogías. Un espacio en el que se vuelcan los tiestos y los colores se mezclan sobre el suelo inestable de una música que cada día cambia. En ese espacio, sobre ese suelo movedizo, nos hemos estado reinventando cada jornada. Al revisar los diarios y los vídeos, es impresionante la cantidad de material que ha sido generado y que no está en el "inasible" orden final. Pero no lo extrañamos, ni lo echamos en falta. Ese material fue también, y sobre todo, un lugar de comunión y de mestizaje. Un lugar en el que las voces se confundieron y terminaron siendo las de todos y la de nadie. Da mucho miedo trabajar así. Porque el inconsciente habla, grita más bien. Y eso siempre da miedo.

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